Esta es la ventana a la que me asomo cada día. Este es el alfeizar donde me apoyo para ver la ciudad, para disfrutarla, para sentirla, para amarla. Este es mi mirador desde el que pongo mi voz para destacar mis opiniones sobre los problemas de esta Sevilla nuestra

martes, 31 de mayo de 2011

ARMAOS, CABALLEROS DE ESPERANZA


Llegaron con las ínfulas de la victoria, como refuerzo a las tropas que ya luchaban denodadamente en los oxigenados prados de la aflicción, con la sabía trayectoria de la gloria adquirida ondeando en sus penachos, sabedores de la dura brega a la que habrían de enfrentarse. Desconocían que las armas a las que debían oponerse se afilaban en las ruecas del dolor, en esas piedras que sacan punta al sufrimiento y construyen estiletes tan precisos que horadan los más duros sentimientos con la facilidad que les procura el abatimiento. Curtidos en las más duras batallas, ignoraban que las pendencias que les esperaban se parapetaban en las trincheras de la Esperanza, canales abiertos a la última ilusión, oponiendo resistencia con los destellos que brotaban de unos ojos que por nuevos, aún mantenían fuerzas para enfrentarse a ese enemigo oculto que intenta sustraerles la juventud del alma.
Habían dejado atrás los desolados páramos de la desilusión. Lugares desiertos que ya habían sido conquistados por sus pisadas, vencidas por sus sonrisas, por la gallardía de su caminar desafiante. Las calles se abrían a la marcialidad de su paso y eran espejos que iban reteniendo las lágrimas que ya adivinaban la fratricida lucha que se adivinaba en el oscuro horizonte. Aún así, seguían marchando triunfales por los caminos que son miedos para muchos porque en la batalla ven derramada su propia sangre aunque corra por otras venas.
Un redoble de tambor puso en alerta los sentidos, recuperando los ánimos de quienes ya comenzaban a flaquear en las fuerzas, y los guerreros espesos comenzaron a ponerse a la defensiva, a huir en desbandada porque comenzaba el cerco de quienes venían dispuestos cruzar espadas de alientos, a levantar sus rodelas para proteger a los indefensos con sus alegrías. Con lo sonoridad de unas cornetas se desmembraron la tristeza y la congoja; la angustia huyó por los estrechos desfiladeros y fueron a refugiarse en un lugar donde recibirían la mortificación del olvido. Los oscuros páramos fueron recobrando la luminosidad y una pleamar de brillantez, de inusitada claridad fue barriendo las estancias hasta convertirlas en ascuas.
Desarmado y derrotado el dolor, recluido y prisionero en las cavernas del amor, atenazado y preso por las cadenas de la ilusión, volvieron los hombres a reír, porque brillaron en los ojos de sus hijos los destellos de una ensoñación. Vagaron los caballeros del amor de una a otra estancia y en todas abatieron al dolor.
Se fue corriendo la voz de la hazaña venturosa. La ciudad se hizo clamor, todo un tiempo de ventura atrapado en un blasón donde se funde el amor de la gente de la macarena. Se fue escribiendo en el aire la gesta con redobles de tambor, mágica ilusión que fue borrando las penas. Los sones de las cornetas dibujaron el emblema, la Centuria Macarena asaltando el corazón para implantar el sentido que les da una sonrisa eterna, Esa que deshace el tiempo, Esa que guarda la gracia que concede el mismo Dios de premiar al que más sufre con su divina presencia, devolviendo la inocencia a quien quisieron hacer mayor por la terrible experiencia que le encadena a una cama.
Todo esto sucedió la tarde de un Jueves Santo cuando el presagio se hizo certeza, cuando toda la belleza de la sonrisa de un niño se hizo presencia en el reflejo de una coraza, instrumento venturoso de fornidos macarenos que hicieron de un momento, amor y del dolor Esperanza.

Malas artes y mentiras


El nuevo rumbo que los ciudadanos, con sus votos en los comicios del pasado día veintidós de mayo, han dado al gobierno de la ciudad, depositando su confianza en la alternativa que presentaba de Partido Popular, comandado por Juan Ignacio Zoido, es el más claro ejemplo de la desesperación que cunde en la sociedad española, harta ya de de ejercer de paganini de los desmanes y el descontrol económico del anterior gobierno.
Ahora se escandalizan porque el alcalde electo ya se ha pronunciado sobre la sustitución del mobiliario urbano que ellos decidieron ubicar en la Avenida de la Constitución y la puerta de Jerez cuando realizaron la peatonalización de la zona monumental de la ciudad, para acercarnos a esa “Sevilla todos” que vocearon con tanta profusión y que sólo quedó en la Sevilla de ellos, porque vecinos y comerciantes han quedado aislados, sin posibilidad de acercamiento desde otras zonas de la ciudad.
Prefirieron la instalación de estos bancos y farolas sin tener en cuenta el entorno en que se emplazarían, sin tener en consideración que el emplazamiento sería contravenir las más elementales normas de estética, mostrando un nulo interés por la conservación del paisaje, alterándolo en aras de un extraño sentido de modernización. Eso sin contar con la costosa factura que pagamos por estos elementos urbanos que además se han deteriorado extraordinariamente con el paso de los días, como se puede comprobar in situ.
Viene esta nueva oposición a alborotarse porque las medidas que se tomarán vienen a sustituir todos sus desmanes, porque anuncian ahora que es despilfarrar el dinero de los contribuyentes y que no hay necesidad urgente para este remozamiento estético. Empiezo a creer que esta nueva, y aún no estrenada oposición municipal, no tiene capacidad para ejercer este noble oficio, que bien ejercido, con cordura y sabiduría, ennoblecería el gobierno de la ciudad, redundando beneficiosamente en la vida ciudadana. Pero, prefieren poner parches sobre las apreciaciones efectuadas por el alcalde electo, que no ha hecho más que poner en claro que estas actuaciones se llevarán de manera paulatina, y en función de la disponibilidad económica del Ayuntamiento, insistiendo en que todo lo aprovechable, me temo que las farolas y poco más, se reubicarán en zonas donde se la estética vaya más consonancia con los dieños modernistas. Entiendo que de esta manera se resuelven algunas carencias primarias y pueden dar servicio a esos barrios y calles de la ciudad donde estas carencias son orden del día. Tal vez si no se hubiera optado por estas carísimas farolas y esos inútiles bancos, el equipamiento urbano hubiera sido más ecuánime y ahora no serían necesarios estos cambios.
De todas formas, estas primeras críticas de la oposición electa, sobre la estética y la imagen de la ciudad, sobre el despilfarro, bien podrían haberla convertido en un ejercicio de examen de conciencia y preguntar a sus antecesores por qué se han tirado cien millones de euros en la Encarnación –con la ruina flotando sobre miles de hogares sevillanos-, destrozando el paisaje urbano con la faraónica construcción ornamental, que hasta el momento sólo ha servido para dar cobijo a los protestones indignados, o por qué se han concretado proyectos que para nada sirven en esta ciudad, como el plan centro, la peatonalización de las principales vías del comercio tradicional o la transmutación del mobiliario urbano, inútil e ineficaz.
Deberían haber esperado, al menos, a la toma de posesión del nuevo equipo de gobierno municipal, el mismo que han puesto los ciudadanos hartos ya de la política manipulación, demagogia y despilfarro con la que nos han atribulados en los últimos años y que parece ser va a tener continuidad con la presencia de Espadas y su equipo en el Ayuntamiento.