
La normalización de la vida cotidiana
era un factor determinante, que debe venir precedida por oír a los que demandan
y elevan sus quejas por las cosas menos significantes, esas que a veces no se
le presta demasiada atención porque no tienen una trascendencia mediática
importante. La voz popular debe ser tenida en cuenta y en la medida de lo posible,
ser atendida. En ejercicios anteriores se hizo caso omiso a muchas peticiones
populares, se ignoró las voces de un sector de la población que se veía
ignorada porque sus proclamas no eran suficientemente importantes, a juicio de
los anteriores gobernantes. Así se fue construyendo una nueva ciudad, se fue
destruyendo el mejor de sus patrimonios e incluso se denostó la historia más
cercana porque se creyó que infringía la dolorosa memoria de algunos que, como
luego ha quedado probado, no era más que revanchismo. Se sustituyeron, en el nomenclátor
de la ciudad, nombres que nada tenían que ver con la aplicación de la norma
sobre la memoria histórica, descubriendo el total analfabetismo de los
políticos que nos regía, y nominaron a hermosas y amplias vías con nombres de personajes
que ya, incluso en el momento de de su distinción, pasaban y ninguneaban a esta
invicta ciudad, mientras singulares y destacadísimos sevillanos, muchos incluso
viven, pasaban la ostracismo más irrespetuoso, y cuando son destacados se les
adjudica un espacio tan ridículo bufo como el que asignaron a Antonio Rodríguez
Buzón, que creo que por no tener no tiene ningún número en la calle.
De este modo, y a petición de los vecinos
del Tiro de Línea, que han recordado a esta ciudad y a su máximo mandatario los
constantes desaires de la actriz Pilar Bardem hacia el inmerecido honor que se
le concedió, se volverá a resarcir otro de los graves errores de anterior
Corporación y esta vía pasará a nominarse Calle de Nuestra Señora de las
Mercedes, que es la propuesta que han girado los ciudadanos de esta parte de la
ciudad, tras conseguir casi tres mil firmas.
Creo que es una acertada
rectificación, un hecho de justicia, que esta señera avenida pase a denominarse
de esta manera y recupere el origen toponímico de sus principios. Los hermanos
de la corporación de Santa Genoveva, que fueron quienes iniciaron esta acto de ecuanimidad
y reconocimiento –¡verdad Javier Bonilla!-, deben mostrar su orgullo y satisfacción
por esta consecución, por este retornar al principio. El trabajo realizado para
esta consecución ha fructificado, ha obtenido respuesta inmediata desde la casa
consistorial y breve se rotulará la calle con el nombre de la Virgen que
preside el corazón de sus habitantes.
Lo lamentable, y que viene refrendar
la poca o nula importancia, el poco respeto que ha demostrado siempre la actriz
Pilar Bardem para con Sevilla y sus habitantes, son las declaraciones que ha
efectuado tras habérsele comunicado su eliminación del nomenclátor de la
ciudad, expresando que “a mí, que no le caiga bien a gente que tampoco me cae
bien, me parece una cosa maravillosa”. Y se queda tan tranquila. Claro, que al
fin y al cabo, no es de ella la culpa, sino de los inútiles que un día la
propusieron, sin ninguna petición que mediara para ello más que su propia
obcecación, con un honor que no le correspondía.
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