Veinte años.
Éste es el tiempo que ha tardado la justicia de nuestro país en declarar
culpable, entre otros, a José Antonio Durán y Lérida, presidente de Unión
Democrática de Cataluña, por desviar subvenciones desde la Consejería
de Trabajo destinados para cursos de formación ocupacional, entre los
parados, y que debían haber sido impartidos
por las academias del empresario Pallerols y que, por obra del mago Tralalrán
que al bolsillo se me van, fueron a parar a las arcas del referido partido.
Dicen que para financiar sus necesidades. Veinte años de demoras, de intentar disimular
la acción, de retrasos judiciales para obviar la causa penal. Y todo ésto no ha
servido para nada. La corrupción política, en este país, tiene premio. Nadie de
la grey de vividores y mantenidos de aquéllos, pisa la cárcel, por muy grande
que sea la acción cometida y los millones de euros robados. Nadie cumple la
condena que se le impone porque, parece ser, las sustracciones millonaria al
erario público, o sea a nosotros, los pagadores de impuestos y diezmos que se
les ocurran, tienen patente de corso cuando el que mete la mano es un político
o algunos de sus adláteres. Empieza a hervirme la sangre.
Este
señor, que tanto pregona la independencia para su país, se olvida que este
dinero procede de las arcas comunes, que tienen su origen en el esfuerzo común
de todos los ciudadanos y que el destino se desvió para que pudieran vivir, los
dirigentes UDC como los reyes y emperadores que se creen. Ha pisoteado la
nobleza de su propio pueblo, esos que los votan y claman por las calles de
Cataluña insultos, injurias y agravios contra el resto de españoles. Ha sido
condenado pero no irá a la cárcel. Lástima por quienes se ven forzados a robar,
desgraciados que han perdido sus vidas por dar rienda suelta a caballos que se
desbocaron en sus venas o para comer, que estamos volviendo a esto, y terminan
con sus huesos en las suelos de una prisión y cumpliendo totalmente las penas. Ahí
no misericordia ni rebajas de condenas. Ahí lo que hay es injusticia y
discriminación.
En
Andalucía se han llevado decenas de millones de euros para favorecer a integrantes
y partidarios del Psoe, que lleva más de treinta años en el poder de esta
comunidad autónoma, y no pasa nada. Días antes de la Navidad, el principal
inculpado de este complot para beneficiar a los amigos y a sus desvaríos y vicios,
a quien se le ha demostrado su participación y beneficio en esta supuesta trama,
que tiene güevos tener que condicionarlo todo, estaba tomando el sol en una
concurrida zona de bares de Nervión, con su caña de cerveza en una mano y su
buen puro en la otra. Perfectamente trajeado ni siquiera se preocupaba de
disimular su presencia, de esconder la vergüenza que supone ser centro de
atención por su rapiña y pirateo. Es más, parecía gozar de su apariencia.
Estuvo en la cárcel pero quinientos mil euros de fianza lo pusieron en la
calle. Dicen que la cantidad fue avalada por sus propiedades particulares. Es
increíble. En Valencia, la trama Gurtel; en Mallorca, el yerno del rey; en
Marbella la expoliación de sus más preciados bienes, etc. etc. etc.
Y
lo peor de todo ello es que siguen manejando los fondos públicos, que los
partidos que se ven involucrados en este desvalijamiento de las haciendas
municipales y autonómicas, siguen siendo votados por los ciudadanos, los
seguimos manteniendo el poder y en el manejo y distribución de nuestros dineros.
Increíble.
¿Veinte
años tendremos que esperar para que se haga justicia en Andalucía?
¿Llegaremos a conocer la sentencia quienes ya empezamos a tener que disimular
las calvas? Me parece que hemos perdido la orientación en los valores
definitivamente. Si la justicia de un país deja de someter a los que incumplen
las normas, difícilmente podremos imponer a nuestros hijos y éstos a los suyos,
conductas de actuación legales. Hoy los niños quieren ser futbolistas o
colaboradores de un programa de televisión, algo que requiere poco esfuerzo,
alguna dedicación y que enseguida obtienen suculentos beneficios. Dando estos
ejemplos, formalizando el aquí nunca pasa nada, no sería raro encontrarse,
dentro de algunos años, leyes que penalicen los valores humanos y la
honestidad.
Y
Duran y Lérida en la calle, porque su partido asume la culpa y va a comprar,
con el dinero de todos nosotros, la libertad de este hombre. ¿Es o no es un
hecho discrimitorio?
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