Hace
ya muchos años, tantos que los recuerdos se presentan en blanco y negro, como
esas películas de ahora, que se revisten de antigüedad para recuperar la gloria
y la heroicidad de aquellas primeros films que cimentaron la grandeza del cine.
¡Lo que es la vida! Tantos prodigios técnicos, tantas elucubraciones informáticas
para recrear mundos virtuales, para entorpecer y engañar la mente con figuras y
figurantes que no existen y los grandes acontecimientos cinematográficos de los
últimos años vienen desde la nostalgia, en blanco y negro y mudas, donde la
expresividad y las artes dramáticas priman sobre la espectacularidad de los efectos especiales.
Uno iba al
médico cuando realmente lo necesitaba y, en algunos casos, cuando la
sintomatología era tan clara y precisa, ni siquiera hacía falta acudir al
ambulatorio, bastaba algún remedio casero y guardar cama durante unos días para
reponerse. Pero si el caso necesitaba de
la supervisión médica, se dirigía uno al consultorio donde te daban un número e
inmediatamente, bueno algunas veces nos veíamos sometidos a la espera, nos
atendían. A mí, particularmente me aterraba y me sigue aterrando, el sillón del
dentista. Era un potro de tortura medieval, o al menos así lo sentía yo. No
hacía falta cita para que te trataran un resfriado, ni tener que pedir fecha,
poco menos que audiencia papal, para que el médico de cabecera te reconociese,
y entiéndase el término en sus acepciones médicas y familiares.
Hoy todo se
fundamenta en protocolos, en regular las acciones y los servicios que han de
prestarse. La atención prioritaria no tiene mayor relevancia porque una otitis
puede desaparecer, por esa acción natural del cuerpo y la recreación inmunológica
que procura el mismo organismo como instrumento de defensa, durante el tiempo que
transcurre desde que solicitas la cita y se es atendido por el galeno de turno,
de familia que nominan ahora, nunca por el especialista, porque así se dictamina
en el protocolo de actuación primaria. El sistema vencido por el sistema. Estas
formalidades burocráticas parece que las haya escrito Ionescu. Y si no presten atención
a la conversación real que transcribo, cambiando los nombres del centro y los
actuantes. Buenos días. Centro de salud Jaimito Pérez. Buenos días. Llamaba
para coger cita con el Dr. Milonga Gordo. Es que tengo un dolor en el oído y…
Dígame su número de afiliación a Seguridad Social. Tal, pero verá usted. Es que
es un dolor intenso… Sí, si pero eso se lo dictaminará ¿? el doctor cuando lo
reconozca (sic). ¿Para cuándo quiere la cita? A ser posible para esta misma
mañana. Uy, imposible. El doctor Milonga tiene todas las horas de la consulta
de hoy cogidas. ¿Y no me puede atender otro doctor? No, porque su médico de
familia es el doctor Milonga. A no ser que presente usted una solicitud para
atención de urgencias, personalmente en la recepción de este centro de salud.
¿Y mañana? Tampoco, tiene todas las horas cogidas. Vaya por Dios. ¿Y pasado
mañana? No, porque es festivo y hacemos puente hasta el lunes, que ya si podría
usted, coger su cita. Señorita, con todo el respeto, el lunes ya no harán falta
que me atiendan, seguramente pasaré por la ONCE para integrarme como discapacitado
auditivo. Pues buenos días, caballero. Si podemos ayudarle en algo más estamos
a su completa disposición. “Si podemos
ayudarle en algo más”. Pero corazón mío, ¿qué clase de ayuda es ésa? Más
correcto hubiera sido guardar silencio y no hurgar en la herida.
Con lo fácil que
era llegar, pedir número –que también tenían su limitación-, esperar, compartir
las dolencias con el resto de pacientes, y que el médico te atendiera, te
recetara tu jarabito y te quedabas tranquilo sabiendo que habías sido atendido
y procurado algún remedio. No. Hay que rizar el rizo. Protocolos de actuación
para todos. Protocolos para los protocolos. Burocratizar, deshumanizar y
mecanizar los tratamientos. Menos mal que todavía la comunicación médico-paciente
es una relación afable, siempre que se contemplen y se ajusten a las normas y
medidas que dictaminan los protocolos de actuación. ¡Viva el cine en blanco y
negro!
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