Ayer se presentó, en la Hermandad de
la Macarena, la película Joselito. Sevilla lloró con la Macarena. Es una
película inusual, que contiene imágenes documentales sobre la vida del
malogrado matador de toros de Gelves, con imágenes de faenas, de momentos de su
vida como torero, de su entronque con la evolución de este hermoso y valeroso arte,
por más que algunos se obstinen en querer denigrar su capacidad creativa y
vulgarizar la Fiesta como un mero y violento espectáculo del maltrato del
animal. Joselito es la confirmación de la paridad de oportunidades vitales que
se dan el ruedo durante la corrida, sin especulaciones sobre la racionalidad
del hombre sobre la fiereza del toro, y la evolución que proporcionó con su
preclaro entender de la lidia, colocando la fiesta en la modernidad.
Pero el films no es un relato lineal
de su gloriosa y corta vida, sino que profundiza en la faceta más humana, más
sensible y desconocida, del maestro. Este documental dramatizado, en el que han
participado actores no profesionales, que tiene un magnífico guión elaborado
por Juan Antonio Cuevas, ahonda en la figura desconocida del torero como
filántropo, como benefactor y protector de las causas de los menos favorecidos,
creó una beca para la formación de un maestro de escuela que no tuviera
recursos, fomentó e impulsó económicamente el sostenimiento de la mutua para
toreros retirados y sus familiares, erigió la plaza de la Monumental en nuestra
ciudad con el fin de hacer posible la asistencia de aquellos aficionados que no
tenían recursos, ayudó a la Iglesia en sus obras de caridad y fue principal
benefactor de la Hermandad de la Macarena. Pero sobre todo es una crónica
social de la Sevilla en las dos primeras décadas del pasado siglo XX. José
Gómez Ortega es el entronque para mostrarnos los usos y costumbres de los
sevillanos de la época, de los años en los que la fiesta del toreo concitaba
las mayores expectativas populares y los diestros rivalizaban en los ruedos, aunque
entre ellos, y fuera de los cosos, privase una gran amistad. Especial y
significativa pugna mantenía con Juan Belmonte, quien fue su gran amigo y un
especial y devoto admirador de la artes del torero de Gelves. Belmonte, cuando
recibió la noticia del desastre de Talavera, “hasta en éste me ha ganado. Hasta
en esta gloria me ha superado”.
Pero lo especial y relumbrante de
esta producción es que ha sido ejecutada por los alumnos del taller del Centro
de Audiovisuales del Polígono Sur, una empresa que mantiene como fin la
reinserción social de los jóvenes de este barrio sevillano. Ahí radica la
importancia de este proyecto. Podremos enjuiciar la obra artística de una u
otra manera, atrevernos a efectuar una crítica sobre la interpretación o sobre
las técnicas cinematográficas empleadas, pero no podremos poner en un brete el
importante trasfondo social que lleva consigo.
Antes de iniciar la proyección se
realizó una breve introducción, que condujo magistralmente el periodista de la
cadena Paco García, en la que participaron los productores, que ofrecieron una
pormenoriza exposición sobre la película, y uno de los alumnos del referido
taller. Rafael, que así se llamaba, se presentó a quienes abarrotaban el salón
de actos de la casa Hermandad de la Macarena, como “un chaval de la barriada
del Polígono Sur” que había descubierto, acudiendo al taller, una alternativa
vital a su entorno, una salida a la exclusión a la que estaba predestinado, y
lo que es más importante, atisbaba un
horizonte lleno de ilusiones. Este sí que fue el gran éxito de esta película,
que jóvenes como Rafael se alejen del precipicio y luchen por cambiar el hábitat
donde nacieron, por reconstruir el orgullo de su origen, por transformar el
entorno de hostilidad con que algunos quieren castigarles. Sus sencillísimas
palabras conmovieron al público y le correspondió con una atronadora ovación. Lo
que son las cosas y el espíritu de la Providencia. Si Joselito hubiera vivido
en nuestros días, estoy seguro que hubiera organizado varios festejos, con los
mejores toreros del momento y encabezando él mismo los carteles, para recaudar
los fondos necesarios con los que solucionar las carencias sociales y
culturales de esta precaria pero hermosa zona de Sevilla y alimentar sus
espíritus de Esperanza y que muchos como Rafael tuvieran la oportunidad de
dignificar sus vidas y desarrollarlas en sus lugares de nacimiento.
¡Qué suene el pasadoble y que se
abran las puertas del patio de cuadrillas, porque José sigue toreando en favor
de los más débiles!*
*Adquiriendo la película, que sólo
cuesta CINCO EUROS, colaboramos con la obra Social por la Transformación del
Polígono Sur.