
Las
medidas adoptadas ayer por el gobierno vienen a mortificar, aún más y me temo
que no quedará ahí la cosa, a las clases menos favorecidas, que somos los que
siempre pagamos los errores de quienes nos gobiernan. Y aquí no hay colores
porque todos obran igual. Cuando se equivocan no tienen ningún tipo de prejuicios,
por no decir vergüenzas, en desviar las
culpas, en buscar excusas que siempre terminan de la misma manera, hurgando en los bolsillos de
los votantes, de quienes ha puesto su confianza en las propuestas que pregonaban
en la campaña electoral. Y pasa nunca nada y las responsabilidades que generan sus
acciones las traspasan a los ciudadanos, que asumimos casi siempre sin
rechistar.
De
un tiempo a esta parte se vienen cebando con los funcionarios y todo aquel que
recibe el estipendio a sus servicios de organismos y centro oficiales, entiendo
que porque son los que sostiene el estado,
o sea que sus nóminas vienen estipuladas y señaladas en las partidas
presupuestarias que anualmente se emiten. Pero también cobran del estado, y muy
bien por cierto, demasiado bien, toda la grey política en sus aspectos de
nacionalidad, autonómicas o locales, parlamentarios y senadores, y no hemos
visto ningún atisbo de disminuir sus sueldos. Muy al contrario siguen con
salarios extraordinarios y dietas por ir a mear. Aquí no se mueve nadie y son
capaces de recuperar autos de fe y quemar en la Carrera de San Jerónimo a
quienes osen en insinuar la disminución de trabajados jornales. Si acaso, eso
sí, muestran su solidaridad con mineros, con parados y jóvenes que no ven
salidas a sus esfuerzos, se ponen camisetas y actúan en las sombras no vaya a
ser que se escape un pelotazo y les hagan pupita.
Suprimir la paga
de navidad a los funcionarios viene a ser uno de los hechos más bajos y
denigrantes que pueden llevarse a cabo. Y que conste que no soy funcionario y
que no obtengo las prebendas por tener un sueldo asegurado, mayor o menor, pero
fijo. Que para solicitar un préstamo tengo que demostrar mi pureza de sangre,
no haber matado ni ser sospecho de pertenecer a ETA y éso para su denegación
posterior porque no tengo garantías que lo avalen. Si tuviera tierras no
tendría que solicitar nada. Pero esta medida acaba definitivamente con la sociedad
del bienestar, le han pegado la puntilla, al más puro y efectivo estilo Lebrija,
al modelo de vida que nos habían prometido. Ellos siguen gozando del nivel glorioso
y esplendoroso que se han construido y del que no están dispuestos a reducir ni
un céntimo de sus “jornales”. Tienen asegurado el futuro porque dejen sus
escaños seguirán cobrando “vitaliciamente”
una paga, contarán con servicios médicos de excelencia, gracias a las restricciones
que nos siguen procurando a los ciudadanos, un modelo de asistencia sanitaria
que querían copiarnos los americanos y que terminaremos dándole la vuelta a la
tortilla copiando el paupérrimo patrón medico que utilizan los pobres del país
del progreso. Lo que es la vida.
En fín, que
estoy escribiendo y me estoy acongojando y acojonando. Necesitaremos pronto un
Robin Hood que robe a los ricos para dar de comer a los pobres. Seguimos
estancados en el Medievo, en el submundo donde quien más tiene ejerce su poder
para ningunear a los que sudan sangre para mantenerles. Y cada vez, con mayor
fuerza y exigencias, inventando diezmos para no llegar a ningún sitio.
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