Esta es la ventana a la que me asomo cada día. Este es el alfeizar donde me apoyo para ver la ciudad, para disfrutarla, para sentirla, para amarla. Este es mi mirador desde el que pongo mi voz para destacar mis opiniones sobre los problemas de esta Sevilla nuestra

miércoles, 8 de junio de 2011

¡MÁS MADERA!


Pues bueno señores, que sigan exprimiendo el limón. Que sigan extrayendo la sangre a los sufridos ciudadanos. Esto es como una película de los Hermanos Marx, que no sabemos cómo vamos a terminar. O es mentira ésto de la crisis, o tendrá que reventar como sucedió con la burbuja inmobiliaria. Claro que antes de la explosión controlada, los que la engendraron, fomentaron y engordaron, con el beneplácito de los gobernantes y dirigentes, se pusieron a resguardo y procuraron cubrirse las espaldas con el firme abrigo de las desgracias y miserias de los conciudadanos.
Ahora la Unión Europea pide a España que vuelva a subir los porcentajes en el IVA, las minutas de la luz y las gasolinas con el fin de poder reducir las cotizaciones sociales y fomentar nuevas contrataciones. Ignoro cómo puede redundar beneficiosamente en el aumento de los puestos de trabajo gravar las economías más débiles, con incrementos en los precios de productos de primera necesidad -la luz, la comida, el agua, etc.- Si ésto es un último esfuerzo entre todos, un último intento para sacar al país de la hecatombe que nos han procurado los políticos en el ejercicio del gobierno, bienvenido sea. UN ESFUERZO DE TODOS, significa acabar con quienes están saqueando las arcas, de quienes se están enriqueciendo con las penurias y miserias de los menos favorecidos, de los que no han tenido la suerte de poder disfrutar de los privilegios que tienen los políticos, de esa jerarquía que sólo sabe comer del a sopa boda que el ofrece el padre estado, o sea nosotros, los contribuyentes.
Sé de familias que difícilmente llegan, no al siempre recurrido término de fin de mes, ni siquiera a sus medianías, familias que realizan un esfuerzo ímprobo para reunir la cuota de la hipoteca, esa sangría que refresca y sacia a la banca, para al menos tener un lugar donde dormir, no digo soñar porque estaría faltándoles al respeto. Sé de padres de familias que no saben dónde acudir ya para reconciliar las necesidades básicas de sus familias, tan desesperados algunos que no dudan en aparcar sus vergüenzas, su dignidad, para entrar en un supermercado y salir corriendo con unos paquetes de fiambres y pack de yogures. Y quieren subirnos el IVA. Espero que no se refieran a estos productos, sino al de los yates, los coches de lujo y las mansiones de estos mismos desalmados que hablan de sacrificios y esfuerzos para que sigamos manteniéndoles en sus desmerecidos status.
Yo mantengo la esperanza de que las cifras del paro, que nos proporcionan periódicamente, estén falseadas, infladas, porque si son ciertas no entiendo como siguen con el despilfarro, cómo no cierran el grifo de los gastos autonómicos, cómo se sigue potenciando el incremento de la deuda pública, fomentándose la especulación y poniendo tantos impedimentos a la creación de nuevas empresas y por tanto, a la creación de empleo. ¿Por qué tiene que gravarse todo a los que menos tienen?
Si estas medidas se implantan y se consigue regularizar las bases normales de empleo, bienvenidas sean. Si estas medidas, estos esfuerzos que se nos solicitan sirven para crear las estructuras sobre las que construir nuevos modelos económicos sustentados en la equiparación, en la igualdad y en la justicia, arrimemos el hombro y hagamos de este país un lugar del que poder presumir. Pero mucho me temo que seguirán los poderosos ejerciendo su supremacía, haciendo valer su superioridad sobre estos gobiernos de servilismo que sólo se han procurado el propio bienestar, engañando a sus ciudadanos, a los que aseguraron que esta crisis no nos afectaría con la contundencia que estaba asolando los mercados de nuestros vecinos.
Estos vientos trajeron estas tempestades. Ahora nos toca seguir sufriendo, todavía más. Y los servicios sociales de la Iglesia, y en nuestra ciudad, de las Hermandades sobrecargadas por las peticiones de auxilio. Me pregunto yo que de no haber sido por ellas, por el remedio inmediato que procuran, por las soluciones básicas que ofrecen y tapan tantos agujeros, si no habría estallado ya la burbuja del hambre.

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